El apego y el desapego, son conceptos de los cuales hemos escuchado hablar desde hace muchos años y por los más variados medios.
En la Biodescodificación sin duda, tanto el apego y el desapego resulta elementos importantes en la vida de las personas, pues son precisamente los apegos hacia las cosas equivocada, hacia las personas equivocadas, hacia las vivencias equivocadas, lo que en muchos casos, desencadena una enfermedad o bien, dificulta una recuperación total. Ya desde los tiempos de Buda, se consideraba al Apego muy importante. Buda decía: “He aquí la noble verdad del sufrimiento:
El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la unión con lo que uno odia es sufrimiento, la separación de lo que uno ama es sufrimiento, no obtener lo que uno desea es sufrimiento...
He aquí también, la noble verdad del origen el sufrimiento:
Es la sed que lleva a renacer, acompañada del apego al placer, que se regocija aquí y allá. Es decir, la sed del deseo, la sed de la existencia.
He aquí también la noble verdad del cese del dolor: Lo que es cese y desapego total de esta misma sed, el abandonarla, el rechazarla, el hecho de liberarse de ella, de no tenerle ya apego.”
Y es un hecho que una de las principales causas del sufrimiento mental y emocional en el Ser humano surge cuando nos apegamos a cosas o a personas.
Vivimos en un mundo lleno de “pegamentos” potenciales que nos atrapan sin que hagamos mucho al respecto.
Estamos impregnados de una ignorancia básica que nuestro cerebro no ha podido o no ha querido vencer aún. No importa la cultura a la que pertenezcamos o qué tan inteligentes seamos, nos cuesta creer profundamente que “nada es para siempre”.
Piensa cuántas veces has querido retener y mantener vigente algo que ya no existe, se ha ido, o no quiere estar contigo. ¡Cuánto sufrimiento por no ser realistas y no aceptar las cosas como son! Si consideras que algún deseo, sueño o meta es imprescindible, necesario, imperioso y/o determinante para tu existencia psicológica o emocional, es muy probable que te apegues a él con toda la fuerza posible.
Por ejemplo: si estás atado al reconocimiento de los demás, actuarás para agradarles, te identificarás con la aprobación y pensarás: “Yo soy lo que digan de mí” ó “Yo valgo por lo que me quieren los demás”.
Esta dependencia te llevará a que te aferres al qué dirán y tratarás de mantenerla a cualquier precio, aunque tengas que humillarte y negociar con tus principios. Que te guste estar con los demás es comprensible; vivir para agradarles es irracional y nocivo. Por eso, la mayoría de los maestros espirituales afirman que el “apego corrompe”, porque te arrolla y te lleva a actuar en contra de tus códigos más arraigados con tal de no perder la fuente de dependencia.Para que puedas empezar a transitar el camino del desapego, ten en cuenta los siguientes puntos aclaratorios: - ¿QUÉ ES EL APEGO? El apego es una vinculación mental y emocional (generalmente obsesiva) a objetos, personas, actividades, ideas o sentimientos, originada en la creencia irracional de que ese vínculo proveerá, de manera única y permanente, placer, seguridad o auto realización. Entendiendo como “permanente”, algo indestructible, eterno, inmodificable, arraigado. En consecuencia, la persona apegada estará convencida de que sin esa relación estrecha, adherente o dependiente, le será imposible ser feliz, alcanzar sus metas vitales o tener una vida normal y satisfactoria.
El pensamiento básico que agobia a los dependientes es el siguiente: “Sin mi fuente de apego no soy nada o muy poco” ó “Sin mi fuente de apego no podré sobrevivir ni realizarme como persona”. Es imposible vivir con semejante lastre. Entonces, lo que define el apego no es tanto el deseo sino la incapacidad de renunciar a él en el momento oportuno, y podríamos decir que tal renuncia debe llevarse a cabo si el vínculo resulta dañino para la salud mental y/o el bienestar personal, del mundo y de la gente que nos rodea. - ¿VARÍA EL CONCEPTO DE APEGO SEGÚN LA CULTURA? En Occidente el término “Apego” se entiende en mayor o menor grado como una manifestación de cariño o de afecto por alguien. Incluso en psicología su significado está relacionado con un tipo de vínculo que establecen los niños con sus padres. Sin embargo, en las tradiciones orientales el apego es visto como la causa principal del sufrimiento humano y una forma de adicción. Más concretamente, los budistas se refieren al impulso básico que conduce al apego como sed, apetito, avidez, identificación, deseo necio, anhelo ardiente o querer ciegamente. Si no puedes vivir sin algo o alguien, si piensas que tu vida adquiere significado sólo en esta o aquella relación, entonces necesitarás aferrarte a ella para asegurarla; creerás que “Eres lo que deseas”. - ¿A QUÉ TE PUEDES APEGAR? Prácticamente a cualquier hecho o evento de la vida. Sólo para citar algunas posibilidades: podrías apegarte al vicio del juego, a tus padres o a uno de ellos, a tus hijos o a uno de ellos, a tu pareja o ex pareja, a tu mascota, a tus amigos o a uno de ellos, al sexo, al éxito, a la aprobación, a las compras, a la moda, al dinero, a la comida o a cierto tipo de comida, a ideas fijas, a pensamientos recurrentes, al trabajo, al poder, al control sobre los demás, a la virtud, a la espiritualidad, al teléfono celular, a la computadora, a internet, a las redes sociales, al sufrimiento, a la violencia, a la comodidad, a la codependencia, al ejercicio físico, a la felicidad, a la belleza, al amor, a no perder el tiempo, al pasado, a las tradiciones, a la religión, a la autoridad y a toda una infinidad de cosas, personas o situaciones. La dependencia psicológica no discrimina ni parece tener límite. En una sociedad cada vez más consumista, muchos de los apegos son socialmente aceptados y se amparan en distintos tipos de intereses. - ¿DESEAR ALGO ES APEGARSE? Sin el “desear algo”, perderíamos nuestra esencia como seres humanos, sin embargo el deseo no es en sí mismo un apego. Sin el deseo por algo, seríamos únicamente seres “pensantes” dejando de lado nuestras emociones. Entendamos entonces el “desear” como interesarse en algo, anhelar algo, tener un sueño por cumplir. Desear es más como un objetivo para lograr una meta definida, pero dejando fuera a “la obsesión”. Cuando aparece en nosotros “la obsesión por algo o por alguien”, ese deseo, ese anhelo nos aleja de la sensatez y nos convierte en personas apegadas incapaces de soltar. La obsesión nos hace perder el control. Por ejemplo: Tal vez un fin de semana acudes a una comida familiar y hace tanto calor que te resulta fácil aceptar la invitación para tomar una deliciosa cerveza. Tomas esa cerveza con mucho gusto, disfrutas cada pequeño trago, estás pasando un gran momento tomando de esa cerveza.
Tú no fuiste a esa comida porque “iban a dar cervezas”, tu no fuiste a esa comida a “sólo tomar cerveza”, tú no necesitas ni deseas “tomarte todas las cervezas posibles”. Tú estás bien con tomar esa cerveza y también estás bien si se terminan las cervezas. Es más, te hubieras divertido igual si únicamente hubieran bebido agua. En el momento en que te tomas de golpe tres cervezas, sin disfrutarlas, sin pensar, sin sentir. Cuando te olvidas de comer o platicar o reír y únicamente estás pensando en abrir más y más cervezas y embriagarte. Si te enojas o te alteras porque se terminaron las cervezas o desde un inicio ya estás planeando ir a comprar más cervezas, tú has perdido tu poder. El poder ahora es de la cerveza, estás apegado a la cerveza y sientes que no podrías vivir sin cerveza. Morirías sin cerveza. Y es aquí que da lo mismo si estamos hablando de comida, de pasteles, de postres, de cigarros, etc. Es un peligroso juego de “querer más”. Desear más y más cada vez y sentir que con poco, no te sientes satisfecho.
- ¿EL APEGO ES ENTONCES COMO UNA ADICCIÓN? Así es. La palabra “adicción se repite en muchos textos budistas antiguos, dando lugar a tal asociación. En realidad, cuando Buda habló de apego nunca pensó en “hobbies o pasatiempos” ó en “actividades placenteras inocentes”, sino en una forma de dependencia psicológica compleja y peligrosa. Si consideramos que el apego es una forma enfermiza de relacionarse con los deseos, estamos muy cerca de la idea de adicción conductual que maneja la psicología. Tenemos entonces que “Apego” es una dependencia psicológica y emocional hacia algo o hacia alguien. Y yo me pierdo en esa dependencia, dejando de ser yo, dejando de pensar, dejando de decidir, perdiendo mi valor e inteligencia. Quiero más cada vez y siento que moriré sin aquello a lo que soy o estoy apegado. Soy adicto a una sustancia y también puedo ser adicto a una relación, a una persona. Puedo ser adicto al trabajo o puedo ser adicto a relaciones caóticas. Puedo ser adicto al juego y a la vez ser adicto a mi madre o a mi padre. Cuando uno vive un apego hacia algo o hacia alguien nos convertimos en personas “complacientes”. Solemos hablar de nuestros apegos, minimizándolos o haciendo creer a los demás que “no hay problema”. Pero no hay “apegos” pequeños o simples, no. Todos los apegos con dolorosos y afectan la salud mental. Porque si yo no soy apegado a la cerveza, me divierto igual. Si no soy apegado a mi madre, puedo vivir mi vida sin su opinión. Si no soy apegada a una pareja, puedo tener mis propios avances o éxitos sin esa persona. Si no soy apegada al trabajo, disfruto de mi tiempo en familia y también obtengo logros a nivel pareja e hijos. Si no soy apegada al cigarro, me fumo el último de la cajetilla con toda tranquilidad, sigo con mis cosas como siempre y no pienso en ello. Cuando haya oportunidad, si la hay, tal vez compre una cajetilla más. Si ya no hay cigarros en el mundo, está bien, yo sigo con mi vida igual. No se alteran mis emociones, no se altera mi comportamiento, no surgen miedos, no surge derrotismo. No pasa nada. Pero si yo soy apegado, si yo dependo de algún objeto, persona o situación, yo sufro. Vivo angustia, ansiedad, miedo. Dejo de pensar en mi vida, en mis sueños, me bloqueo, siento que más allá no hay nada. Que la vida no tiene caso sin “aquello”. Siento que soy incapaz de avanzar, crecer, lograr, sin aquello a lo que soy apegado. Deseo la muerte, desaparecen aquellas metas que yo ya me había planteado “antes de mi apego”. Descubro que mi vida estaba “regida” por aquello a lo que yo soy apegado. Me siento sin “poder”. Y ahora, analicemos el lado contrario, el desapego. - ¿QUÉ ES EL DESAPEGO? Empecemos por reconocer que muchas personas tienen mal entendido el desapego. Equivocadamente que el desapego es “no desear”, es “indiferencia”, es “falta de interés”, es “no tener metas”, es sentir que “todo da lo mismo”. Es “no tener sueños, metas o aficiones”. Es no tener un objetivo de vida y “dejarse llevar por el viento”. Todos esos conceptos están equivocados. Vivir desapegados de algo o de alguien quiere decir simplemente, que no estamos preocupados por algo o por alguien. Hay una ausencia total de ansiedad. Hay una ausencia total de miedo. Hay un empoderamiento absoluto de nosotros mismos. Hay una aceptación total de lo que hacen, dicen, piensan “los otros” sin sentirnos culpables o juzgados, ofendidos o atacados. No entregamos “nuestro poder” a nada ni a nadie. El desapego se fundamenta en una Filosofía de Desprendimiento, que significa que nos sentimos plenamente libres de vivir nuestras vidas sin sentir que arrastramos con algo o alguien, que necesitamos de algo o de alguien. El desapego nos regala libertad y paz. El desapego nos hace sentir que nuestra vida depende de nosotros únicamente y que por lo tanto no “necesitamos” de esa “otra cosa” o de esa “otra persona” para vivir o ser felices. Y ahora un cuento hindú… “Un peregrino que había renunciado a todos sus bienes materiales y comenzó un viaje. Arribó a las afueras de una aldea y acampó bajo un árbol para pasar la noche. De pronto llegó hasta él un habitante de la aldea y le dijo que le entregara la joya que guardaba, agregando que el “El Señor Shiva se me apareció en los sueños y me aseguró que si venía a las afueras de la aldea encontraría a un ser iluminado que me daría una piedra preciosa y me haría rico para siempre”. El peregrino rebuscó en su mochila, extrajo un diamante y dijo: “Debe ser ésta la joya que estás esperando” y se la entregó al aldeano. El aldeano tomó la piedra y quedó asombrado por el enorme tamaño de la misma. “Soy el más rico!”, gritó el aldeano de alegría, y se marchó. Cuando el aldeano llegó a su casa, se acostó a dormir pero no pudo. Pasó la noche dando vueltas en la cama, ya que una idea fija no lo dejaba en paz. Al día siguiente, cuando apenas amaneció, fue a despertar al peregrino que dormía bajo un árbol y le dijo: “Dame la verdadera riqueza, aquella que te permitió desprenderte con tanta facilidad del diamante. Esa es la que quiero”. Si lo tengo, bien, y si no, también. ¡Tan fácil y tan difícil! Separación de lo que nos atrapa irracionalmente o no necesitamos y creemos necesitar. Salir de lo que nos sobra, de lo que no le viene bien a nuestra vida; ser uno mismo a cada instante, a cada pulsación. Que nada ni nadie nos robe la esencia y nos quite el sueño. El desapego nos permite estar bien SIEMPRE, con aquello o sin aquello. Con esa persona y también sin esa persona. Por lo tanto… - ¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR O VIVIR DESAPEGADO? 1 - Ser capaces de soltar o desprendernos de aquella cosa o aquella persona que nos lastima, que nos hace daño. Poder soltar, desprendernos, dejar atrás eso que nos preocupa o nos hace sentir culpa o ansiedad. No depender de nada ni de nadie para ser felices. 2 - Desapegarse es disfrutar las cosas o a las personas en nuestra vida sabiendo que son transitorias y desarrollar un estilo de vida fundamentado en la independencia emocional (no posesión). Implica tener claro que no necesitamos crear una falsa identidad para funcionar plenamente como personas. 3 - El desapego nos permite relacionarnos con otras cosas u otras personas, sin perder de vista nuestros anhelos. No cimentamos “nuestras metas” en “la conducta de los demás, en las reacciones de los demás, en las demandas de los demás, en la opinión de los demás. No cimentamos “nuestras metas” en aquello sea un trabajo, una cerveza, un café, un hobbie, un deporte.
Estamos conscientes todo el tiempo, de que en algún momento de la vida, esa persona o esa cosa, puede desaparecer de nuestras vidas y lo aceptamos. Cuidamos obviamente de esa cosas o personas, las valoramos y disfrutamos, pero no estamos obsesivamente deseando que “jamás desaparezcan” de nuestra vida, al contrario. Somos emocionalmente independientes. 4 - El desapego nos permite decir, pensar y sentir lo siguiente: “Si logro lo que deseo (un objeto, una relación, un trabajo, etc), lo disfrutaré mientras lo tenga, pero si lo pierdo o no puedo conseguir más o muere o se va, no será el fin del mundo ni se acabará la vida, así me duela”.
En el desapego sigo adelante, no me deprimo ni me dejo abatir por la pérdida, sencillamente sigo adelante. Y lo mismo si es fumar el último cigarro de la cajetilla que si ha finalizado una relación amorosa o me han despedido del trabajo o a fallecido mi mejor amigo. 5 - Ser desapegado no implica que yo sea poco compasivo, desinteresado en los demás o indiferente y egoísta, no. Me interesan las personas, mis relaciones, mis cosas. Las cuido, las disfruto, veo por ellas a diario, me entrego, las disfruto y protejo pero no me esclavizo ni destruyo mi valía si de pronto “esa cosa” o “esa persona” ya no está. 6 – Ser desapegado por lo tanto no significa ser indiferente o sentir una falta total de interés o compromiso. No es “lavarse las manos” y pasar de largo, no. Significa vivir satisfecho con lo que tenemos y entregamos día con día, sin sentir culpa, ansiedad, miedo o preocupados por lo que pensarán los demás o dirán los demás. Es disfrutar de plantar un árbol, cuidar de dicho árbol, proteger a ese árbol, regar ese árbol, sin vivir esperando a ver los frutos, aún sabiendo que en algún momento estarán allí. Si vemos los frutos de aquel árbol, qué bien y si no vemos dichos frutos, también muy bien. 7 – El desapego significa que no soy esclavo de nada ni de nadie. No dependo de tomar un café para vivir plenamente mi día. No dependo del saludo de mi pareja para ser feliz hoy. No dependo de tener el último y más moderno teléfono celular para ser valioso. Yo soy importante y valioso por lo que soy en mi interior. Mi felicidad no depende de nada ni de nadie fuera de mí.
Nada ni nadie roba mi paz interior. Así las cosas… Fuente:Akasha Sanación Integral
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Mónica Figueroa González
David Bosch Gonel
5530851505, 993406837
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