Imagina lo siguiente: Nos encontramos entusiasmados por comenzar un nuevo proyecto. Tenemos la idea, ya sabemos qué recursos vamos a necesitar para implementarla y, además, tenemos el plan. Hemos pensado tanto en lo que queremos hacer que ya sabemos al detalle todo lo que nos hace falta para dar el primer paso, pero ¡oh sorpresa! De toda aquella lista de requisitos, no tienes casi nada a la mano. Entonces, te desmotivas y abandonas.
Estoy casi seguro que esta situación te parece familiar, pues probablemente te pasó. Te comprendo, ya que a mí me sucedió muchas veces. Durante un largo periodo estuve comiéndome las excusas de que me falta esto o me falta lo otro y no avanzaba, pero la verdad es que eso era un buffet de pretextos. Estuve lleno de excusas mucho tiempo y probablemente tú también estés así hoy.
¿Alguna solución?
Te voy a contar lo que aprendí de toda esa etapa de estancamiento. Llegué a la conclusión de que el momento perfecto, la oportunidad perfecta o el plan perfecto no existen. Es como un “Síndrome del príncipe azul”. La mujer perfecta o el hombre prefecto que esperas que llegue a tu vida no existen. Nunca llegan. Si te la pasas esperando a que esa persona ideal llegue y te toque la puerta, te harás viejo.
La verdad de todo este asunto es que si quieres prosperar vas a tener comenzar con lo que tengas, en el lugar que estés y dejes de crear excusas para no asumir los riesgos del éxito. En situaciones así, la creatividad que tengas será una gran aliada para ayudarte encontrar soluciones a tu problema de falta de recursos. ¿Has revisado la biografía de la gente de éxito? Muchos de ellos comenzaron sin nada, incluso siendo pobres. Cualquiera diría que ellos no tenían recursos y sus oportunidades eran nulas. Sin embargo, mira como brillan con luz propia ahora. El trabajo duro, la disciplina y la fe que tengas en ti mismo y en tus sueños van a ser el vehículo que te llevaran de no tener nada a tenerlo todo.
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