A menudo se habla de las manifestaciones que provoca el estrés en nuestra salud, como la irritación, la falta de apetito, la sudoración excesiva, la presión arterial o la tensión muscular. Sin embargo, ésta es solo una muestra de la larga lista de efectos que puede conllevar.
Todos en algún momento padecemos algún episodio pero, cuando se produce de manera constante, puede derivar en la aparición de diversas patologías. El proceso es el siguiente: cuando nos sentimos bajo amenaza, nuestro hipotálamo inicia un sistema de alarma en el cuerpo, a través del sistema nervioso y hormonas como la adrenalina y el cortisol. Por un lado, la adrenalina aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial; por otro lado, el cortisol aumenta la producción de glucosa en la sangre y altera las respuestas del sistema inmune, digestivo y reproductor.
Este proceso, cuando se vuelve constante, puede afectar directamente a varias zonas de nuestro cuerpo:
Piel
En estados estresantes, el cuerpo segrega adrenalina y cortisol, hormonas que provocan un desequilibrio hormonal que puede derivar en un sarpullido o urticaria. Se puede manifestar a través de ronchas rojas que causan ardor o comezón en la piel. Por otro lado, los altos niveles de cortisol que se generan aumentan la producción de aceites o grasas corporales, lo que contribuye a la aparición de granos.
Corazón Una investigación, hecha por científicos del Centro Médico de la Universidad de Columbia, concluye que el riesgo de padecer enfermedades cardíacas por estrés es equivalente a fumar cinco cigarros por día. La razón es que el estrés aumenta el nivel de hormonas en la sangre, lo que puede dañar al corazón.
Aparato digestivo Es frecuente que las personas con ansiedad tengan mayor malestar en el estómago, ya el proceso digestivo está íntimamente conectado con el sistema nervioso central. Entre las enfermedades que puede desencadenar el estrés se encuentra el síndrome del intestino irritable.
Boca El estrés hace que el sistema inmune se debilite y disminuya la producción de saliva. Menos saliva implica que los ácidos aumentan y atacan directamente a dientes y encías, pudiendo provocar caries, enfermedades periodontales y sensibilidad dental. Además, esta patología también es el principal causante del bruxismo, que consiste en apretar los dientes o hacerlos rechinar inconscientemente (sobre todo al dormir). Esa presión constante en los dientes hace que se desgasten y se debiliten.
Pelo El estrés puede alterar la absorción de ciertos oligoelementos y aminoácidos esenciales para el crecimiento del cabello. También puede provocar el estrechamiento de las arterias, limitando el flujo sanguíneo al cuero cabelludo. Por otro lado, se ha demostrado que el aumento de canas por estrés no es solo un mito. Diversas investigaciones demuestran que los altos niveles de tensión pueden causar la pérdida de un tipo sustancia que da color a los folículos pilosos.
Músculos La tensión muscular es, con seguridad, uno de los síntomas de ansiedad más comunes y afecta sobre todo a la espalda. El estrés provoca que los nervios se encuentren más rígidos y éstos, a su vez, contraen los músculos y comprimen las vértebras.
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